-Eres preciosa, Paige -con su mano toma un mechón de mi cabello y lo pone detrás de mi oreja-. Tan preciosa y rota a la vez -lo observo sin entender lo último. -¿A que te refieres? -Has pasado por tanto dolor, tanta perdida, pero eres tan fuerte que sigues aquí luchando. La fuerza es parte de la belleza también -hace una pausa-. Eres como un ángel con un ala rota. Ala y parte de tu alma que se rompió por tantas batallas, pero aun así eres tan fuerte y aunque unos días sean más pesados que otros, sigues sonriendo. Tú ala al igual que tu alma, sanaran y estaré ahí cuando lo hagan.