- ¿Vendrás por mi, Ran?.- Preguntó una voz femenina en la otra línea. Llevaba nueve meses de embarazo, y en dos días sería la fecha del parto, estaba ansiosa, no podía quedarse quieta, por lo que había salido de compras, sola.
- Claro que sí, no dejaría a mis tres chicas solas.- Bromeó el recién nombrado en respuesta. Hanan mantenía un matrimonio poligamico con Ran y Rindou Haitani, además de eso, estaban a la espera de tener dos niñas.
Dos niñas, una de cada uno...casos tan raros, para una pareja de por sí extraña.
Rindou se unió a la llamada, y hablaron los tres unos minutos, luego colgaron, tenían un "trabajo" que hacer. Hanan sabía perfectamente cuál era el trabajo de ambos, pero a fin de cuentas, ella sabía bien en que se metía, por lo que, simplemente les pedía volver sanos y salvos a casa con ella y las nenas.
Ella solía ser pandillera también, pero ya no podía pelear en su estado, tampoco podría dejar a sus niñas solas en casa. Alguien tenía que quedarse en casa, y ella no confiaba en las niñeras.
De haber sabido que ese sería su último día con vida. Hubiese pasado esos momentos junto a sus esposos...