-¿En serio no piensas ayudar? -Kimiko estaba enfurecida en este momento, se alegraba de tener una barrera que los separaba, el dolor nunca le gustó, es por eso que dejó que los expertos en artes marciales se machacaran unos a otros. -¿Por qué lo haría? Hasta donde recuerdo, me dijiste que no solo soy patético, sino que cualquier cosa que hiciera terminaría mal, que más, ah sí, expusiste que si era una observación mía debería ser descartada - admitirá que fue doloroso escucharlo, había deseado cambiar, pero ambas partes les parecía un desperdicio centrarse en él, en un universo maravilloso con magia de que servía alguien que usaba máquinas.