Voy a buscar en muchos caminos
lo que será.
Mi corazón es sincero y fuerte
y está lleno de amor.
¿No me ayudará esto en mi lucha
por ordenar, rehuir o moldear mi destino?
(O. Henry, Los caminos del destino)
En la nueva Buenos Aires del Plata distópico de Ángela Pelderstone, la sociedad está dividida entre aquellos diplomáticos adultos que pueden acceder a una cura, permitiéndoles huir de los atisbos del tiempo y erradicar las enfermedades para solo experimentar una vida casi inmortal. Luego, están los jóvenes que deben donar su sangre en las Instalaciones Virgo para crear dicha cura y extender la esperanza de vida de sus ciudadanos. Sin embargo Ángela, con sus diecisiete años, permanece exceptuada del sistema en una vida apacible junto a su hermano, quién sin razón aparente, un día se ve forzado a huir de ella, para años posteriores reclamar su ayuda. Esa mañana de invierno Ángela debe decidir entre dejar a su hermano o saltar del tren y seguirlo. Toda decisión tiene consecuencias y con ella será puesta a prueba para conocer cómo funciona el mundo realmente: infestado de miseria y ruina, por donde la gente enloquece, y más aun, en las Instalaciones Virgo donde será encerrada para convertirse en dadora, desafiada por obstáculos de destrezas y por la búsqueda de reunir los fragmentos que quedan de su familia.
La sangre junto a la cura salva vidas, pero la de Ángela las mata. Ella es una asesina o eso le hicieron creer. Los secretos de Virgo la guiarán a la luz de la verdad y por ideas que influirán su forma de pensar y cambiarán la ciudad para siempre.
«¿Cómo pueden restringir la libertad de todos con la excusa de los continuos milenios de batallas para mantener la paz, si los mismos dictadores acuden a la violencia para sellar su propia libertad por miedo a que su derecha lo derroque? »
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