La vida, la verdad es que la mejor metáfora para describirla es una montaña rusa, ya que esta a veces es fugaz, a veces va despacio, tiene subidas y bajadas, también presenta unos giros de 360 que nos voltean la cabeza y no sabemos donde estamos parados. Pero a pesar que esta sea tan distinta, tan efímera... tan complicada, es solo una. Dato que a veces olvidamos y por ello dejamos pasar momentos únicos que no se repetirán, nos alejamos del mundo real y también olvidamos la importancia de las palabras, los sentimientos y el afecto hacia los demás...
A veces, simplemente olvidamos el hecho de que estamos vivos, que todos los días despertamos con la ilusión de hacer lo que planeaste la noche anterior, sin esa noche pensar que quizás al día siguiente no abrirás los ojos. Admito que yo también lo hacía, olvidaba que tenía un mundo afuera, un mundo listo para ser explorado, olvidaba la importancia de expresar mis emociones, de abrazar a los que amo, de simplemente sentirse vivo.
Todo esto lo aprendí gracias a ella, quien creía que el cielo es el límite y que nada en esta vida es imposible. Es por ella quien estoy escribiendo este libro, el cual espero que además de soltarles varias lágrimas, se den cuenta que al final, siempre sale el sol y que existen personas que son "seres de luces" que te ayudan a comenzar de nuevo. Así que vivan la vida, no solo respiren, VIVAN. La vida es muy corta para no aprovecharla.
"... no hay imposibles... solo basta poner un poco de fe en lo que quieres y te será concedido. Lo que de verdad es importante, no se puede ver" ... Ahora si, los invito a agarrar sus pañuelos y que me acompañen en esta historia para aprender a volar.
~Andrea Suárez