Sé mía un momento.

No sé si nuestro destino está escrito en tinta o si nosotros somos los autores de nuestra propia historia. Lo que sí sé es que cuando lo conocí fue cuando me sentí viva por primera vez. Y pronto lo que comenzó como un juego para mi, uno en el que yo era la que ponía las reglas, se volvió en mi contra.

Skylar fue una tormenta que entró en mi vida, fuerte al principio y después calmada y segura. Como la llovizna que cae en tu techo suavemente y te ayuda a dormir mejor por las noches. El problema es que él es es el boxeador callejero más famoso de Londres e hijo del traficante de armas más buscado por la ley. Vive la vida de la única manera que conoce, peleando duro y no dejando que nadie pase por encima de él y lo principal de todo, nunca poniendo su corazón en el juego.

Los dos parecíamos dispuestos a seguir las mismas reglas, pero bueno, ¿no has escuchado que las reglas están para romperse?