En la era Sengoku a los samurais se les conocía por ser fieles a las ordenes de su emperador para proteger los intereses del mismo en los tiempos de guerra contra los diferentes clanes, estableciendo alianzas con algunos y enemistando con otros. El clan asakura no fue la excepción de un aliado poderoso que hubo ayudado a la causa de su gobernador durante generaciones. Sin embargo, a pesar de la fidelidad y lealtad de cada varón asakura durante sus servicios al gobierno, con el nacimiento de los futuros herederos del clan, ese linaje cambio en un parpadeo, ya que parte de los enemigos del emperador se decidieron por atacar a su mayor aliado, justo cuando Keiko, la futura madre estaba en labor de parto, el infierno por parte de los intrusos se desato, atacando con espadas y antorchas a la familia; aquello fue verdaderamente una crisis para aquella mujer, pues con toda la aflicción y nerviosismo alcanzo a parir solo a uno de los ya predichos gemelos, el cual a revisión mediata de su padre fue determinado como muerto al no mostrar signos vitales. La familia asakura estaba devastada por lo sucedido pero por la situación que abordaba y que las defensas de sus espadachines estaban mas que al limite sumado a una mujer en labor de parto y al hecho que todo estaba en llamas por la mano de sus enemigos decidieron envolver al infante aparentemente fallecido y huir. La criatura fue abandonada a su suerte por su familia, sin embargo, aquel crío estaba vivo, su cuerpo y signos vitales reaccionaron entre el fuego y escombros; su llanto fue atendido, Asanoha una mujer perteneciente a aquellos que hicieron huir a los que llevaban su apellido, le recogió y llevo consigo. Años más tarde, su nombre de pila seria el que estuviera en boca de todos aquellos que tuvieran la mala suerte de cruzarse en su camino, Hao Asakura, el samurai de Fuego.