La mariposa alas mecánicas, se enamoro.

Una calurosa noche de octubre, por razones minuciosas del destino, gracias a una oportunidad que se impregno en mis pupilas escarchadas, termine encerrada en un cuarto con el que en el pasado fue el amor de mi vida, lo expreso en pasado porque toda mi vida reside en un tiempo muerto que no avanza. Es gracioso hablar de vida, cuando se está muerto. Y no, no existe razón del destino que cambie esa realidad. Mi tiempo ha expirado, pero mi amor por Nathaniel persiste en un espacio que ni los parámetros de la vida o la muerte me arrebatarán. ¿Cómo te sentirías si tras anhelar infinitamente algo, tanto que sientes que el aire atraviesa tu alma, se cumple. Pero no eres capaz de lidiar con eso, no eres capaz de existir sin algo por lo cual luchar? Eso me paso con Nathaniel. Y es que a veces aguantamos todo el dolor que una persona nos proporciona, porque pensamos que sin ellos el dolor será mucho mas grande.