Elena desapareció sin dejar rastro para sus padres a sus veintidós años, cuando terminó la carrera de bellas artes en contra de los criterios de los mismos. Beatriz lleva casi dos años sin ver a su hermana de forma física, Elena se fue a vivir a la montaña y hacen videollamadas de mala calidad una o dos veces al mes. Beatriz está cansada de vivir, primero de bachillerato fue un lustro para ella y no ha querido empezar segundo. Ha abandonado su vida estudiantil y prácticamente social por completo, y no puede ni quiere más. Una tarde de junio, justo antes de que sus amigas hicieran las pruebas de acceso a la universidad, a Bea se le cayó el mundo encima. No estudiaba, no sabía qué hacer con su vida, no era feliz y estaba trabajando en un pequeño restaurante de comida basura. Sus amigas iban a la universidad y ella estaba estancada, completamente paralizada viendo como el tren de la vida la dejaba atrás, o al menos eso pensaba. Una llamada, eso es todo lo que Elena necesitó escuchar de su hermana para encontrar ese ápice de esperanza en su voz y decirle que se fuera con ella, y todo lo que Beatriz necesitaba oír para decidir irse. Un verano son tres meses, y ese es el tiempo del que Elena dispone para demostrarle a su hermana que el mundo no se acaba a los dieciocho si como las abejas, sigues volando. ¿Qué tanto puede la vida cambiarte en tan solo tres meses?All Rights Reserved