Para el juicio del corazón, lo que más duele es una víscera. Pero no. El mayor tormento es somático: lo que duele es un conducto. Es la garganta por donde debe fluir el aire, pero no puede pasar porque está obstruido. Se producen arcadas desde el centro del estómago y se siente el ácido subir hasta la garganta... ¡Oh, pobre garganta! A veces las espinas del sufrimiento rompen el tejido y uno empieza a ahogarse ya no sólo con su saliva, vómito o el aire mismo, sino también con la sangre que adopta forma de flor. Cada nuevo episodio de esta extraña enfermedad se siente como una cuestión de tiempo; a ver cuánto tardan las flores en ahogarlo a uno y morirse.