Es sabido que los mayorales controlan a los segadores, que año con año, siegan los campos y cultivos. A hoz y guadaña cortan las espigas de los campos. Pero, ¿qué sucede cuando no hay un mayoral y son las vidas de los descarriados las que son cultivadas?
Aquella pregunta solo tiene una respuesta teñida de cerceta: Una segadora severa que no conoce alma que se escape de su hoja.
En una futurista ciudad donde el crimen organizado manda, una asesina a sueldo lucha para mantener el delicado balance de poder entre las diversas mafias que ahí gobiernan. Una chica perdida intentará escapar de su pasado, cueste lo que le cueste, y un restaurantero se encontrará con una deuda y un lazo que los une a los tres en una peculiar red sombría. Si no es con sangre o con dinero, ¿cómo pagará un demonio su deuda eterna?