Desde pequeños nos hablan de finales felices, de cómo el príncipe salva a la princesa o cómo alguien o algo gana la carrera más importante de su vida, y, pues eso, consiguen su final feliz. Son historias inventadas que siempre nos han gustado, y que su magia, aunque no lo querramos, en algún punto de la vida se acaba Y aprendemos que en esta realidad, en este mundo, los finales felices no existen.