El frío viento golpeaba con intensidad mi cara pero se sentía tan relajante y cálido y observaba el campo que se encontraba ante mis ojos, volteando atrás podía escuchar los llantos desconsolados repitiendo una y otra vez; "no me dejes". "Estaría bien, mis problemas ya estaban resueltos y eh luchado lo suficiente" me repetía. El culpa se volvía un castigó cuando no querías aceptarla pero aún más cuando hay alguien que está dispuesto a quebrantarte al límite. Las mentiras había salvado mi vida pero también la sumergieron en lo más profundo de la oscuridad.