Willa, Nate y Hunter son mejores amigos desde casi antes de nacer. Su amistad se mantiene gracias a una simples sencillas normas entre la que destaca que nunca pasará nada romántico entre ellos. Sin embargo, ninguno contaba con las hormonas adolescentes. Cuando Willa propone organizar una Kiss Cam en el descanso de un partido para recaudar fondos para el instituto nunca se esperaría ser víctima de su propia idea desencadenando un difícil triángulo que va más allá de los límites de la amistad, la verdad, la honestidad y el amor. ¿Quién dijo que las normas estaban para cumplirse?