¿Alguna vez me has mirado a los ojos? Si la respuesta es no, me alegro, no quieras ver lo que esconden. De pequeña siempre tenía mucha gente a mi alrededor, y eso me hacía sentir llena; ¿y ahora? Toda esa gente se fue, dejando tras sí un gran vacío en el que cada vez me hundo más. Nunca me importó la opinión de los demás, algo que mi abuela me enseño con una frase: "a palabras necias, oídos sordos". Toda ella era luz, y era esa luz que había en mí, hasta el día en que ella faltó. Pensaréis que después de su partida lloré y seguí hacia adelante, pero no, no es tan fácil. Después de ella, todo se volvió gris, todo en mí se apagó y los motivos por los que luchaba se volvieron insuficientes. Y no creáis que me suicidé ni que me hice nada; yo sigo viva, pero ahora vivo bajo las sombras. Mi vida ahora mismo se basa en vivir por los demás, no por mí misma y espero sinceramente, que no sepáis cómo se siente.
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