Cuatro bad boys, Ayden, Hayden, Brayden y Okayden, intentan formar un club escolar para aprender a luchar contra sus instintos de bad boy, o sucumbir a los clichés en el intento.
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Cuando Ayden Gomez despertó a los nueve años con un six-pack donde deberían estar sus abdominales, se dio cuenta de que había nacido para ser un bad boy.
Lejos de aceptar su realidad, ha dedicado toda su vida a evitar todos los clichés de novela juvenil, desde chicas con pasados misteriosos que se topan con él "por casualidad del destino," cambios de escuela que lo convierten en el "misterioso alumno nuevo", hasta seres antiguos que le piden ser "el elegido" de una profecía idiota e innecesaria.
Pero un encuentro con el capitán del equipo de fútbol le hace darse cuenta de que no es el único condenado a ser un bad boy en contra de su voluntad. Hay otros como él.
Por sí solos, los bad boys son débiles. Juntos, son fuertes. Y peligrosamente sexis.
Con la misión de encontrar a otros maldecidos con ser bad boys en contra de su voluntad, Ayden y sus nuevos camaradas deben trabajar juntos para crear un club escolar donde puedan ayudarse mutuamente, evitar clichés y terminar el año escolar sin ningún incidente.
Pero solo si logran convencer a la presidenta del consejo estudiantil para que les permita formar el club en primer lugar.
Irgan había mantenido conversaciones con gente de diversos países formados por agua, fuego, viento y tierra. Había visto cuerpos devorados por plagas y plagas devoradas por un mal mayor, y por tal causa creía haber visto a la mayor de las plagas, junto a las muertes más deshonrosas. Creía haber pensado más allá de lo que cualquier otro hombre joven hubiera conquistado en su mente, y creía ser distinto, de mayores dotes, incluso entre quienes habían sido bendecidos con la belleza y el ingenio.
Pero lo que Irgan no había considerado, lo que debía concebir y lo que realmente cambiaría su destino, era que se encontraría de frente con el mismísimo infierno.