Las chicas de mi edad son una chicas soñadoras, con esperanzas, las cuales creen en el amor, pero tengo una teoría, la cual es: el amor no existe es simplemente una atracción física, quizás me equivoque, el amor es un monstruo que nos llega a hacer mucho daño, me encanta que las personas se amen y sientan ese amor que yo no llegare a sentir, no soy una resentida con el amor, solo soy una chica realista.
Kimberly Brown, una chica de 17 años, no cree en el amor, pero no lo odia, fría e insensible con el amor, quizás un poco divertida, siempre tratando de alejar a los chicos ,un poco sarcástica, alegre, realista e infantil como ella sola, para ella no hay esperanzas en el amor, o eso es lo que ella cree, como todo en la vida siempre el destino da una vuelta inesperada y hace llegar personas nuevas a nuestras vidas y ese fue lo que le paso a Kim.
Adam Parker, un chico de 18 años, no es el típico rompe corazones, un romántico empedernido, tierno, encantador, carismático, gracioso, y alegre, él es lo opuesto a Kim ya que él si cree en el amor.
¿Podrá este chico romper la gruesa capa de frio que cubre el corazón de Kimberly Brown?
Averigüémoslo mas adelante....
ESTA NOVELA ES SOLO MÍA NO PERMITO ADAPTACIONES NI TRADUCCIONES.
Portada hecha por : @prestondallas
En la cima de la montaña, el aire es más frío y el silencio más ensordecedor. No es solo la nieve la que cae en el descenso, también lo hacen las certezas y los miedos. En el mundo del snowboard, cada salto es un riesgo y cada curva puede cambiarlo todo.
Sue Harper ha pasado su vida deslizándose entre expectativas y sueños, buscando algo más que aplausos: la certeza de que su lugar en la cima le pertenece. Pero cuando la línea entre la ambición y los sentimientos se vuelve borrosa, el verdadero desafío no está en la pista, sino en mantener el control cuando el corazón quiere lo contrario.
En un espacio donde la lealtad, la rivalidad y la libertad chocan como avalanchas, aprender a confiar puede ser más peligroso que cualquier caída. Porque el hielo guarda secretos, y a veces, lo más difícil no es llegar arriba... sino no perderse en el camino.