¿Se puede estar enamorada de un chico que no sabe que existes? Sí, se puede. Esa soy yo. Lucrecia Paris, pero por favor, llámenme Lu. Mi madre se quedó en la gloria cuando eligió ese nombre. Cada vez que me llama así - claramente cuando está enfada - hace que mi mal humor se multiplique por tres. Y sí, siempre tengo mal humor. Soy una joyita. Bien, no me quiero ir del tema. Hace dos meses se mudaron al fantasma y aburrido pueblo la familia Duro. Unos increíbles y desconocidos vecinos. Increíbles por su hijo Ian, un monumento que debería estar expuesto en un museo. Y desconocidos porque rara vez son vistos. Mi único objetivo es hacer que Ian se fije en mí. ¿Cómo? Descúbranlo.