Tengo 17 años, y finalmente es mi último año en este campus colegial. Contextualizándolos un poco, cuando tus padres no tienen el suficiente tiempo para ti, y con pretextos como que es lo mejor para tu futuro, te meten en un campus, o cárcel pagada, como me gusta llamarlo. ¡Oh! Tonta de mí, olvidé decirles mi nombre. Me llamo Verónica, pero suelen decirme Ve.