Historia de Sara G., mi intención no es apropiarme de ésta obra ni de ninguna otra. Disfruten la lectura. Betty no podía creer que en la tienda de su barrio, donde era cliente de tanto tiempo, no se hubieran ofrecido y se hubiesen negado a llevarle aquel mastodonte de pino para adornar hasta su casa. Caminaba como podía, arrastrándolo por la calle, hasta llegar a su portal. Ahora quedaba lo peor. Tenía que subir hasta el segundo piso por aquella escalera tan estrecha.All Rights Reserved
Historia de Sara G., mi intención no es apropiarme de ésta obra ni de ninguna otra. Disfruten la lectura. Betty no podía creer que en la tienda de su barrio, donde era cliente de tanto tiempo, no se hubieran ofrecido y se hubiesen negado a llevarle aquel mastodonte de pino para adornar hasta su casa. Caminaba como podía, arrastrándolo por la calle, hasta llegar a su portal. Ahora quedaba lo peor. Tenía que subir hasta el segundo piso por aquella escalera tan estrecha.