Coraline se despierta aturdida en un aislada sala de hospital cubierta de una viscosa materia color rojo, es sangre, la sustancia emite un aroma metálico que la paraliza, su corazón retumbante le recuerda que algo no está bien, siempre a confiado en sus instintos y estos le advierten que tiene que correr, sabe que está inmersa en una mala situación