Ganar el bronce nunca fue suficiente para Yuri Plisetsky, no cuando tanta gente espera mucho más de él. Por eso, ni siquiera en Navidad descansa, buscando fallos en sus números con la intención de enmendarlos. Hasta que Otabek Altin va en su busca y le hace el mejor regalo de Navidad... uno que le hará replantearse cuál es su verdadera suerte.