Y en un cubo me encuentro yo. En realidad no es un cubo, es mi habitación, pero si la separas de las demás, sería un cubo, me gusta pensar que es un cubo. Un cubo blanco. Un cubo blanco lleno de letras negras. Un cubo blanco lleno de letras negras que forman historias. Historias mías. Historias tuyas. Historias que comparto.
Pero en fin, no vengo a escribir una historia, porque tengo tres y sólo una parece tener pies y cabeza, pero esto no es una historia, es la historia y lo mejor es que ya está escrita, sólo tengo que narrartela, darle énfasis, un poco de exageración y de lo demás te encargas tú... ¿qué dices?...¿qué lo haga yo? No, no, no, eso te ha tocado, ¡Pero mira que inteligente me has salido! Nada, que harás que pierda mi paciencia.
Como decía ya, esta es la historia, y como toda buena historia, debería tener un comienzo, pero eso es muy tedioso, me tardaría horas en pensar en una buena frase para comenzar, así que lo haremos por aquí, por hoy, lo demás...lo demás quedó atrás