Sólo tienes tres minutos para confesar tus pecados... Kevin Parson está manejando su automóvil a altas horas de la noche un día de verano, cuando de repente suena su teléfono celular. Un hombre que dice ser Slater habla con voz entrecortada. «Vamos a jugar un jueguito. Kevin. Tienes exactamente tres minutos para confesar tu pecado al mundo. Rehúsate y el auto que estás manejando explotará hasta las nubes». Termina la llamada A Kevin le entra el pánico. ¿Quién haría una llamada así? ¿Cuál pecado? Él abandona el auto. Justo tres minutos después una explosión masiva pone al mundo camino al choque con la locura. Que comiencen los juegos. Inmediatamente después Kevin recibe otra llamada. Otro acertijo, otra fecha límite, otra bomba -una bomba más grande- si Kevin no confiesa su pecado. Junto con la agente del FBI, Jennifer Peters y la agente de CBI, Samantha Sheer, Kevin se apresura con dificultad para ganarle a Slater en su propio juego, pero Slater siempre le lleva la delantera. Con cada amenaza intensificándose y el país gritando por respuestas, el juego los empujará más allá de sus limites. Entra a un mundo donde nada es como parece ser. Donde tu amigo más cercano podría ser tu peor enemigo. Donde lo negro es blanco y lo blanco es negro. Un escalofriante thriller psicológico sobre el bien y el mal y todo lo que esta en medio.