Madison solo tiene una obsesión: el ARTE, así con mayúsculas. Y todas las formas de arte que existen. Vive espontáneamente sin preocuparse mucho por nada, solo quiere ser un buen apoyo para su hermano mellizo y sus amigos, con quien comparte sus días. Con su pasión a flor de piel vive intensamente, ansiosa por descubrir nuevas y excitantes aventuras. ¿Qué más puede pedir? Vive en Nueva York, tiene un trabajo divertido y bien pagado, amigos dispuestos a divertirse y un encanto natural que sabe aprovechar. Pero.., a pesar de su personalidad intensa, siente que algo le falta. Esa chispa de ilusión que provoque efervescencia en su estómago, esa pasión que la inspire a mejorar como persona. Ella quiere amar, amar de verdad. Pero ese amor no se busca, solo aparece y es difícil vivirlo con la intensidad que Mad necesita. Ya con una mala experiencia sin cicatrizar le cuesta creer que podría de nuevo apostar al amor y que éste no vuelva a defraudarla, pero su esperanza se reaviva cuando conoce a un presumido hombre con su misma pasión, pero sin intención de poner sus sentimientos en juego. Ellos se sumergirán en una relación que se convertirá en un tira y afloje, para ella demostrar que es capaz de conquistar su corazón, pero sin perder su identidad ni esencia. Acompaña a Mad y Mike a enamorarse y descubrir hasta donde pueden llevarlos sus sentimientos.