Todo transcurría bien hasta que después de tres años de salir de la cárcel Cristina busca a Damián en Tijuana apareciendo semidesnuda en su club nocturno de strippers, un lugar que se dedica al sexo sin barreras ni tabúes y le pide que la ayude a iniciar en el sexo bondage para llevar a otro nivel su negocio, experiencia y relación. Él duda en aceptarlo, pero el deseo y atracción no se borro en esos trece años desde que la conoció, es ahí que le domina las ganas de tenerla y si no le da lo que quiere, otro lo haría y eso no podría permitirlo, más porque no quería que vuelva a su pasado su instinto protector y su sentimiento se apoderó y hizo cambiar su decisión. Estaba decidido que será suya hasta que todo termine, mientras tanto no dejará que nadie la toque.