Sidney es un chico malhumorado, pesimista y depresivo. Le gusta tener miedo, tomar alcohol a montones, y siempre es de vestirse de negro. En resumen, es un «emo».
A los diez años de edad, Sidney cometió un gran error, el cual lo aterró de por vida: deseó que sus padres fallecieran.
En momentos presentes, su abuela lo obligó a ir a un grupo de ayuda social para que pudiera tener amigos y mejorar su vida. Sin embargo, luego de ir a la primera clase, y que lo agruparan con un chico «hipster», su vida se arruinó más de lo que estaba.
¿Quién creería, que violaría a este molesto chico sin saber su jodido nombre completo? O, ¿quién creería que luego de eso, él no le tendría odio?
¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acción, los deportes y no se preocupaba demasiado por lo sentimental.
A pesar de sus diferencias, había algo en Lynn que atraía a Issabella. Tal vez era su valentía o su determinación, o quizás el hecho de que Lynn no temía ser exactamente quien era. Mientras que Lynn también sentía cierto interés en Issabella, no entendía como no podía tentarse en ganar y ser la número uno, veía que ella era como una suave brisa que acariciaba el rostro hasta de quien no merecía con dulzura, dulzura que raramente a Lynn le encantaba.