"¿Qué soy para ti?" preguntó Jimin, desconsolado. "Eres jodidamente mi mundo" respondió Jungkook con desdén. Escuchar esa frase de la persona que más amas debe ser el paraíso mismo, sentir tocar las estrellas con tus dedos, bailar con los mismos Ángeles al compás del Arpa más melodiosa que se haya escuchado jamás, pero no para Jimin, ya que no fueron dirigidas con amor, no, más bien son llenas de remordimiento, pesar, ignorancia tal vez, Jungkook no sólo odia que Jimin sea su destinado, el cual le provoca reacciones a su cuerpo y alma que jamás se atrevió a imaginar sentir por alguien. No sólo porque por el simple hecho de mirar aquellos ojos verdes como el Jade, le provoquen encerrarlo, consentirlo y protegerlo incluso de él mismo. No solo porque sea el mejor amigo de su novia, que para cualquiera eso ya sería suficiente. Si no porque es...hombre, así de factible. Nunca tuvo un hombre entre sus brazos, la sola idea de tocar lo mismo que él tiene entre sus piernas le producía un asco exagerado. ¿Pero quién lo puede culpar? Es simplemente sus gustos. Sin embargo esa noche en aquel bar, cuando sus ojos chocaron con los de Jimin, nada de eso importó, aquella noche sintió como caía a un poso sin fondo en cámara lenta, sabía que su mundo no sería el mismo. "Mierda, estoy jodido".