Él veía la vida como si todo fuera un cuento de hadas. Yo simplemente la veía como parte del camino a la muerte. A pesar de todo el jamás dejaba de sonreír y de disfrazar cada momento con una metáfora. Como si las sonrisas y las metáforas fueran una solución. Yo ya tenía claro que este mundo no tenía solución y que la muerte no era un final feliz. Pásense por Destroyed Beauty (mi otro intento de novela), que es el mismo estilo pero un poco más detallada, real y fuerte.