PROLOGO.
IZUKU EL ÚLTIMO ESPARTANO.
Yo lo perdí todo, crecí bajo la cuna de guerreros listos para la batalla, no tenía miedo a la muerte y nunca lo hare, pero.
Ya perdí mi propósito en la vida, desapareció todo aquel que se podría llamar familia, amigos, hermanos de armas que fueron pereciendo con el pasar de los tiempos haciéndose uno con la tierra virgen de esas épocas.
Yo derrame sangre, sudor y lágrimas en toda mi maldita vida, no me arrepiento de nada, pero hay algo que me agobia hasta ahora, la cual es mi orgullo, el orgullo de un espartano.
Conocí a varias personas de un gran espíritu pero lamentablemente eran escasos y ya tenían sus metas bien fijas, nadie podía sentir lo que yo sentía, ya estaba viejo para seguir buscando mi propósito en esta vida ya que recorrí mi propio sendero viendo el nacimiento de grandes.
Pero a su vez también presencie el surgir de corruptos sedientos de poder, la guerra entre el bien y el mal dio su origen nuevamente, una maldita ves más vi como los ideales de titanes eran pisoteados como sueños insignificantes.
Rabia, rabia era lo que sentía al ver como el sacrificio de otros no era valorado, este nuevo mundo necesita a alguien quien porte las llamas de Esparta, quien haga recordar a todos el poder de mis hermanos, de mi rey.
Ya no puedo ser ese hombre, el fuego que recorría en mis venas ya se extinguió, ya no soy el mismo de antes.
Aquel hombre que una vez al dar cada paso la tierra temblaba, el miedo y respeto que irradiaba ante los rebaños era inimaginable, pero ese hombre ya murió, al igual que el pasar de una estrella fugaz mi tiempo de gloria ya concluyo.
Pase varios años en busca de aquel hombre o mujer que tuvieran colmillos desde su nacimiento, cual carácter era único e inigualable, tenía que ser un sujeto perfecto para llevar mi legado, no, el legado de mis hermanos, el de mi rey.
¿Pero quién podría ser esa persona?.
Mi tiempo ya está llegando a su fin.