Ella siempre ha dicho que David Carrey no le interesa. Que su indiferencia no la afecta, que su presencia no significa nada. Pero entonces, ¿por qué parece notarlo más que nadie? Desde que su familia se mudó frente a la suya, David ha sido un misterio: distante, inexpresivo, como si el mundo entero no le importara. Beatriz, su mejor amiga, ha intentado sin éxito conquistarlo durante años, mientras ella se ha limitado a observar desde la barrera... o al menos, eso se dice a sí misma.
Con una personalidad reservada, un carácter mordaz y una marcada aversión a las fiestas, su vida transcurre entre el sarcasmo, las discusiones con su madre y las noches en las que, por despecho, bebe más de la cuenta. Pero hay una noche en particular que lo cambia todo. Una fiesta en la que David está presente, una serie de decisiones impulsivas y un sentimiento que, por más que intente ignorar, empieza a ser imposible de esconder.
Entre el autoengaño, la atracción y el miedo a admitir lo evidente, esta historia no es solo la suya, sino también la de David. Porque a veces, los sentimientos más fuertes son aquellos que nos negamos a aceptar.
Zoey pasó la adolescencia obsesionada de su compañero de instituto, Will Bolton. No hacía otra cosa más que pensar en él y en sus hermosos ojos ambarinos, así que decidió plasmarlo en papel y escribió una historia con Will. Solo que hubo un problema: él la leyó.
Cinco años después, ambos vuelven a encontrarse. Pero las cosas no resultan ser como Zoey se las imaginó, porque él ya no es un adolescente inmaduro y los problemas y secretos parecen seguirlo a todos lados.
El fuego corre por sus venas cada vez que Will la toca, su corazón se agita al verlo, no puede evitar el calor cuando él se acerca.
¿Podrá Zoey llevar a cabo su venganza o hará realidad sus deseos más profundos?