(Esta historia contiene contenido +18 al igual que maltrato) Otro día haciéndome mierda, tanto manos como pies.. estómago, muslos, brazos y demás rebosando de heridas echas con una marca, ese maldito instrumento del que no me puedo despegar. Un ser oscuro siempre viene a visitarme, piensa que cederé a todas sus peticiones solo por ser "dominante", dominante una mierda, haré lo que me plazca.
O eso pensaba, mirenme ahora, posado en esta colcha desnudo mientras me penetra, cediendo a lo que él me ordene, jadeando ante la palabra que repite tras cada toque.. "mío"
No desearía llamar a mi señor mi marca, pero, él parece serlo, mi señor es mi salvación.
Incluso si me ahogo en un mar de lágrimas cederé ante él.
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