Ariel es un joven contador aburrido de su vida monótona, odia los lunes y debe tomar un café cada día para soportar una nueva jornada laboral. Un día, mientras canta en su auto, choca y se da cuenta que en el auto al que chocó va una de las mujeres más lindas que ha visto jamás y comienza a desarrollar curiosidad por ella.
Lea es pelirroja, se viste de manera llamativa y conduce un auto azul eléctrico como su personalidad, le encantan los lunes ya que piensa que son nuevos comienzos, y odia a los hombres aburridos y angelicales como Ariel, porque siempre se hacen los buenos pero al final te rompen el corazón.
Ariel y Lea no pueden ser más diferentes, tienen distintos gustos, distintas opiniones y diferentes traumas de vida, pero no pueden evitar esa conexión que con el tiempo va apareciendo, haciéndoles sentir que más que enemigos, son piezas distintas del mismo rompecabezas.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.