Aquella era la palabra que describía lo que ambos generales sentían hacia el otro, un sentimiento que se podía confundir fácilmente con la amistad, la admiración, la confianza o cualquier emoción que pudieran sentir hacia el otro Simón Bolívar sabe al igual que su amado que en una guerra e inicios de una nación, no se pueden poner sentimientos de por medio. El libertador y el Mariscal de Ayacucho lo sabían desde un principio, pero no pudieron reprimirse Y todo terminará como "debió ser" desde un inicio.