- No culpe a Verónica Feder, no fue su culpa. Fui yo, me descontrole – dijo Stefan poniendo
su mano en sus mejillas para que no se vea lo rojo que estaba - No me resistí a mi impulso y la besé.
- E-En parte, pero em… Ha-Había sido lanzado por sus amigos, y... el solamente siguió, pero... pero no tiene completamente la culpa... Em... ¿Cómo lo explico? -
- Que sea la primera y última vez, los perdonaré, solo gracias a sus altísimas calificaciones, aunque, si este acto es repetido, serán expulsados de por vida. Feder, Fray. Pueden irse – dijo la directora. Ambos salieron por la puerta principal, intentando cerrarla despacio para que no se derrumbara toda
la pared. Verónica no esperaba mucho del siguiente comentario de Stefan, solo
algo así como; “Esa vieja estúpida y ruidosa, solamente fue un beso, de seguro ella lo hacía en los baños con el preceptor”
-Discúlpame, lo siento muchísimo, te metí en muchos problemas por un estúpido impulso... ¿Podríamos ser amigos?
-¿P-Por qué? – dijo Verónica.
- ¿Y por qué no? - sonrío Stefan.
Verónica asintió y se marchó. Así comenzó todo, Verónica no paraba de pensar en él, ni él en ella.
Era como algo romántico, pero a la vez, ambos odiaban ese maldito sentimiento. Ese cruel y pesado sentimiento del amor.
Un drástico giro se dio en la vida de Verónica desde que conoció a Stefan. ¿Quién diría, no? Que la
vida de Verónica cambiaría tan drásticamente después de conocer a un joven, sí, como en historias románticas.
Verónica confundió el amor con la obsesión y asesinó a cada uno de sus amores. 
Convirtiéndose en una asesina.
Transformándose en LA VIUDA NEGRA.