-Siendo ese el caso y dado que el Sr Potter posee la varita del Sr Draco Lucius Malfoy Black, la sentencia será la siguiente: Primero: El acusado podrá terminar su educación mágica solamente en Hogwarts. Segundo: El acusado no podrá hacer uso de magia de ataque o de defensa. Tercero: Solo podrá hacer pociones en las clases que lo requieran o bajo supervisión del Auror Harry Potter o de algún profesor de la institución. Cuarto: Las visitas a Hogsmeade serán suspendidas temporalmente. Quinto: No podrá disfrutar de la fortuna Malfoy. Sexto: Si así lo desea, el acusado podrá regresar a Malfoy Manor durante las vacaciones de invierno. Séptimo: Los demás acuerdos serán establecidos a critério de la directora del Colegio Hogwarts, Minerva McGonagall. -Eso es todo señores, pueden retirarse. Pese a que todos ya habían abandonado aquella sala, Draco aún permanecia en ella, solo. Estaba sentado en la silla central, sus pies firmes en los azulejos, su espalda recta, con dignidad y orgullo alzaba su fina quijada. -Directora McGonagall, ¿puedo ayudarla en algo?- preguntó con la elegancia que caracterizaba a los Malfoy. -Claro que si Sr. Malfoy, pero será mejor ir a mi oficina en Hogwarts. Aquí hay unos oidos curiosos que no nos permiten conversar a gusto.- Con pasos rectos la mujer se encamino hasta donde estaba el jóven, cuando llegó a él coloco elegantemente una mano sobre el hombro del rubio y en un segundo desaparecieron del lugar. Para Draco fue una sorpresa cuando llegaron a su destino, no estaban en una oficina, habían llegado a un cuarto blanco y frío, lleno de un olor a sepsis, con extraños aparatos muggles, sin ventanas y dos puertas, habían algunos almacenes, pero lo mas llamativo era la camilla en uno de los laterales del cuarto. Sobre ella había un cuerpo inerte conectado a diversos tubos. -¿Qué... ¿QUÉ ESTA PASANDO?- pregunto exaltado el joven. -Aún vive, tú me ayudarás a despertar le. -¿Yo? Drarry (A. U.) Los pers