Un mismo volcán.

María Mendoza, se encuentra con sus amigas en un centro comercial, para una salida común y corriente, como muchas de las que ha tenido con ellas, para disfurtar de una hermosa mañana, pero... pasa que no fue una salida común y corriente, aunque no se haya dado cuenta en el momento.

Vio a alguien...

Lo vio a él.

¿Cómo fue?

De la manera más estúpida y vergonzosa posible.

Chocaron accidentalmente y él salvo su teléfono del impacto contra el suelo. Ella llamó su atención, sin impórtale que llevaba puesto un pijama de oso panda. Para ella, él solo fue el vato que salvo su teléfono.

¿Qué paso luego?

Hicieron ramé.

Algo hermoso y caótico a la vez.

Siendo Andrés la Fuente, un chico de ojos verdes, con una mirada cautivadora, alguien común y corriente a fin de cuentas, pero categorizado como un amante empedernido y siendo ella, una chica igual de común, como cualquier otra, pero categorizada como la persona que menos confía en el amor, lograron conocerse.

Él se enamoró.

¿Y ella?

Ambos son como un mismo volcán en actividad... causan estragos donde quiera que estén.