-No te lo tomes como algo personal -continuó Joaquin. -Eduardo probablemente no lo habría hecho si supiera que tengo novio. Menos aún si supiera que tenía esposo. Pero él no lo sabía, porque nadie supone que yo te pertenezco. Emilio no dijo nada, abatido por sus palabras. -Y tal vez al final, ya no quiera pertenecerte. No había forma de que Emilio sobreviviera a eso; a esa conversación, a su ausencia. -¿Es por eso que quieres irte? -Emilio preguntó en voz baja. -¿Me dejas por él? Una lágrima cayó rápidamente por la mejilla de Joaquín. -Te dejo porque te odio, Emilio Fueron las últimas palabras que pronunció Joaquín antes de salir de la habitación, con la maleta en la mano. No era nada, como las palabras. Dolían más que cualquier otra cosa, y Emilio se preguntó cómo se las arreglaría para dejar de escucharlas en su mente.