¿Que tan mala suerte tienes que tener para que te enamores una y otra vez de personas que no estén dispuestas a regresar el sentimiento? Bueno, al parecer la disponible para albergarse en el cuerpo compacto de Blaine Anderson. A sus pocos 16 años, ya había sucedido 2 veces. Blaine ha estado siendo el espectador de primera fila del intenso enamoramiento que ha tenido su mejor amigo con su otro mejor amigo, un crush tan intenso como imposible que ha arrastrado a ambos a situaciones intensas he incomodas, y aunque en un principio era un crush compartido el que tenía en Sam, se ha ido arrastrando a algo distinto. Algo más fuerte que, por bien de su amistad, tratará de ignorar u ocultar hasta sus ultimas consecuencias. La segunda entrega de Sore eyes.