Luego de la muerte de Wei Ying, Lan Zhan se sentia perdido y roto. Un enorme vacío se había instalado en el, siendo imposible de llenar. No importa que tanto esfuerzo haya puesto para concentrarse en otras cosas, intentado olvidarlo, aún así esa enorme y brillante sonrisa que portaba ese chico nunca había salido de su cabeza. Intento mantener las esperanzas, pero al final el dolor fue mucho más grande.