𝔼𝕝 𝕤𝕦𝕔𝕖𝕤𝕠𝕣

Pasaba día tras día de esa infinita eternidad. Gente que pasaba de largo, algún curioso que se acercaba a mirar, menos aún que entraban. Cada vez pasaba menos gente por aquel lugar olvidado, cada vez la sociedad estaba más pegada a sus pantallas, se había dado cuenta de que en el último siglo las cosas habían cambiado a un ritmo exagerado.
Pero aún quedaban esas personas, esas personas que de vez en cuando levantaban la cabeza de sus dispositivos y compraban algo hermoso: un libro. Esas personas que se emocionaban cuando encontraban un ejemplar antiguo o de primera edición, aquellas personas que sí se detenían ante aquella puerta deteriorada de madera. Eran muy poquitas, pero son las que sacarían a la humanidad adelante. Todo ello lo pensaba, día tras día de esa infinita eternidad, hasta que llegara alguien que le liberara, y pudiera descansar al fin con los suyos... Alguien que continuara su labor... Un... Un sucesor.