Unas gafas. Solo unas gafas fueron suficientes para llamar su atención. "Todo controlado". Solo le hicieron falta esas dos palabras para sacarla de quicio. Solo un par de enfrentaientos dieron pie al comienzo de una guerra en el trabajo. Una tregua fue el error que los llevo a pasar del odio al amor. Solo les hizo falta cruzar miradas una sola vez para que el destino se encaprichase de ellos. Porque cunado el destino quiere algo, lo consigue. No le importan los daños colaterales. No le importan las lágrimas. No le importa nada excepto cumplir lo que se propone. Una pena que que a veces el destino te haga querer solo para darte un toque de atención.
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