La delgada línea entre el deseo y el poder es muy frágil, así cómo también el equilibrio que es sostenido por la humildad y la arrogancia, quienes pelean constantemente tratando de superar a la otra. La magia y la hechicería conforman un equilibrio similar, vigilando cada movimiento de la otra, esperando superarla algún día. Al menos es lo que siempre nos han contado...
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