Wei Wuxian era brillante, sin duda, y sin duda un alborotador. Lo que los rumores no decían era que era tan bello como la luz del atardecer cuando convertía el mundo en oro, que su risa era tan alegre que podía calentar el corazón más frío, que su sonrisa era tan encantadora que los propios dioses se peleaban por la oportunidad de mirarla, que su figura era tan esbelta y ágil que parecía hecha para estar siempre en movimiento. Todas estas cosas las tuvo que aprender el Joven Príncipe por sí mismo. **Traducción autorizada por: deliciousblizzardshark * Créditos al autor de la imagenTodos los derechos reservados
1 parte