Sinceramente nunca me puse a pensar en lo mucho que había cambiado, ni cuantas cosas me habían pasado y mucho menos a cuantos había matado, ya tampoco recuerdo como era que todo esto había empezado. Lo único que era importante recordar es que un rasguño lo cambía todo. Si te ven ya estás muerto, si te escuchan también, pero si te huelen no pares de correr.