Hasta el último latido, nuestro corazón permaneció unido en un Boulevard de emociones... Esa mirada de despedida, sin querer irte, como bala sin salida, atravesó cada tejido de mi alma y como un viaje sin retorno, nuestras memorias se fundían para siempre en un sueño eterno. Ella es Rita, días antes de morir, me dijo: Deberías escribir mi historia.
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