Nos consideraron monstruos que podían usar a su antojo, experimentaron, torturaron e hicieron lo que les placía con nosotros. Arrebataron nuestras vidas más veces de las que nos gustaría admitir y todo por temor a nosotros, por ser superiores, pero, desde la llegada de aquella persona, las cosas cambiaron, rogaron nuestra ayuda, suplicaron perdón. Creímos que habían recapacitado. Jamás pensamos que serían mucho peor de lo que pensamos. La furia y humillación nos invadió cuando rompieron el acuerdo, aquel por el que tanto luchamos, cuyo objetivo era otorgarnos nuestra libertad. Pero no importa, tal vez fuimos ingenuos en nuestro mundo, pero en este todo cambiará. Es nuestro momento, el mismo error no cometeremos, llegó el momento del segundo round. "Mocosa, ¿que es lo que ocultas?". Me acorraló contra la pared y se acercó tanto, que podía sentir el aroma a té desprenderse de su cuerpo. "No comprendo lo que dice, capitán". Fingí ignorancia, con rostro relajado y mente alterada. O al menos ese era el plan.