Una vez planeó tener un romance conmigo, pero ese hombre se fue, y el mounstro en el que se convirtió solo tiene un propósito, un deseo, un impulso: arrancarme la ropa y poseerme una y otra vez. Con mi cuerpo desnudo indefenso en su agarre áspero e irrompible, reclamará cada parte de mí salvajemente, castigandome, cada clímax brutal dejándome gritando más fuerte que el anterior. Incluso cuando haya terminado conmigo, sé que no será por mucho tiempo. Cada vez que me usa es más despiadado, intenso y más vergonzoso que el anterior... y no estoy segura de querer que se detenga.