- ¿Cómo lo miro señor? - cuestionó en voz suave el joven mozo, la euritmia de su tono de voz conquistó los sentidos del imponente Lord.
- Me miras, y en tus ojos percibo una cándida devoción - Sus dedos titubearon cuando su mano acarició aquellas mejillas de tierno arrebol. - ¿Por qué me miras así? - Su dedo pulgar pintó aquel botón de rosa que el joven tenía por labios. - Me miras como... como si me estuvieras diciendo que eres mío.
Culpó a las rosas de pasión que pintaron aquel ensueño de boca. La culpa es suya, solo suya, pecó al anhelar el sabor de esos labios. Alevosía reinó en su corazón, cuando este demostró su perfidia atacando por la espalda con miles de recuerdos de lo que fue sentir amor. Aquel beso sería más fuerte que su ilusión y se escribiría en él con la dulzura y tristeza de una poesía liberada de desamor.
Tímida flor de ingenuos pétalos y malvadas espinas, devuelva su corazón, no es el momento de que su alma se sienta amada.
Quiso jugar al amor con él, con una vanidad tan vana.
- Quizás porque siempre lo he sido señor.
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Jungkook es el líder de una pandilla juvenil de su ciudad, la más temida y peligrosa, por iniciativa del destino, se encuentra con Taehyung un lindo chico dedicado a la pintura, nuevo en ese lugar.