Mi vida no ha sido fácil. Mi madre me tuvo cuando solo contaba con diecisiete años, y mi padre veintiocho, de ahí en adelante se dedicó a tener hijos. En total fuimos diez hermanos, diez bocas que alimentar, que vestir y que educar. Y si digo que no fue fácil, fue porque, al ser la mayor de las mujeres, me tocó cuidar de todos los demás, mi vida era tan atareada, que al final del día lo único que deseaba era tirarme en la cama y no despertar hasta el día siguiente, pero como dije, las cosas eran difíciles, no había día en el que no sucediera algo por lo que tuviera que levantarme a media noche. Aunado a eso me tenía que encargar de la casa al cien por ciento, porque mi madre empezó a trabajar al morir mi padre, y aún después de eso, había días en los que también tenía que trabajar para ayudar a mi madre, que recibía ropa ajena para lavar o planchar. Total, que a mis treinta y cinco años estoy soltera, nunca he conocido el amor y sigo siendo la sirvienta de mi familia.
Mi nombre es Mateo Soy un hombre de familia, siempre he trabajado duro por la gente que amo. ¿Poder? Tengo mucho, ¿prestigio? Lo tengo, ¿dinero? Más del que desearía y que alguna vez imaginé tener. ¿Amor? No he encontrado a la mujer que me haga suspirar, que toque mi corazón de tal manera que esté dispuesto a hacer todo por ella, a la mujer que me inspire a dar todo por ella, a la mujer que me haga perder la cabeza por ella.
Mi vida, está a punto de dar un giro, ¿será eso el amor?Todos los derechos reservados